La internacionalización de las empresas es un proceso que debe ser abordado con cautela, estableciendo desde un principio las etapas por las que se ha de desarrollar. Consideramos que es un proceso necesario y casi obligatorio, no como salida a la crisis económica que venimos soportando los últimos años, sino como una nueva mentalidad que se debe inculcar y desarrollar en todas las empresas.
Con la internacionalización de la empresa, el empresario puede encontrar mercados en los que su producto sea más competitivo y tenga una mayor demanda, también puede dar salida a excedentes de producción o tiene capacidad añadida para realizar una producción mayor, y por otro lado tiene opción de dar salida a productos que se hayan quedado desfasados pero que resultan atractivos en mercados menos desarrollados.
En el Plan de Internacionalización de la empresa, pretendemos que no sólo se limite la empresa a una mera actividad de importación-exportación, sino que encuentre nuevas opciones como pueda ser el traspaso total o parcial de la producción a diferentes países, buscando una mejora en los costes de producción, países que potencien la inversión extranjera o mercados en los que se puedan obtener mejoras cuantitativas o cualitativas de sus productos.
De este modo, establecemos una serie de pasos o etapas que se deben ir cumpliendo en todo Plan de Internacionalización: